MERCANTILISMO
El desarrollo de los modernos nacionalismos a lo largo del siglo XV desvió la atención de los pensadores de la época hacia cómo incrementar la riqueza y el poder de las naciones Estado. La política económica que imperaba en aquella época, el mercantilismo, fomentaba que las naciones se convertían en ricas y poderosas exportando mas de lo que importaban. Esta doctrina económica imperó en Inglaterra y en el resto de Europa occidental desde el siglo XV hasta el siglo XVIII.
Los mercantilistas consideraban que la riqueza de una nación dependía de la cantidad de oro y plata que tuviese. Aparte de las minas de oro y plata descubiertas por España en el Nuevo Mundo, una nación sólo podía aumentar sus reservas de estos metales preciosos vendiendo más productos a otros países de los que compraba de ellos. El conseguir una balanza comercial con saldo positivo implicaba que los países estaban estimulando las exportaciones y restringiendo las importaciones.
Los mercantilistas daban por sentado que su país estaría siempre en guerra con otros, o preparándose para la próxima contienda. Si tenían oro y plata, los dirigentes podrían pagar a mercenarios para combatir, como hizo el rey Jorge III de Inglaterra durante la guerra de la Independencia estadounidense. En caso de necesidad, el monarca también podría comprar armas, uniformes y comida para los soldados.
Esta preocupación mercantilista por acumular metales preciosos también afectaba a la política interna. Era imprescindible que los salarios fueran bajos y que la población creciese. Una población numerosa y mal pagada produciría muchos bienes a un precio lo suficiente bajo como para poder venderlos en el exterior.